No voy a hacer ninguna crítica ni crónica, ya que creo que la prueba ha tenido suficiente nivel y sorpresas para que se hable de ella en el futuro inmediato y no tan inmediato. El motivo de esta breve entrada es la felicidad desbordante que transmitía y contagiaba el joven Chan, que se pasó la última vuelta celebrando la victoria, con nada menos que un Valery Borchin a 30 metros aun faltando 2000 eternos metros para acabar! Que alguien lo celebrase así sólo puede tener 2 motivos: la insensatez (descartada por su regularidad durante la prueba), o el saber todo lo que te queda en el motor.
Yo quería que ganara Borchin, pero este jovencísimo Chino se ha convertido en mi nuevo heroe, y sobretodo tengo que agradecerle el haberme contagiado su inmensa alegría.
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