domingo, 19 de agosto de 2012

La cosa empieza a rodar... y el "espíritu olímpico"

Y de rodar se trata, como ya comentaba hace unos días.

Se acaba la fase de subida del primer mesociclo que, humildemente, me he programado. ¿Mejoras? Pues de momento algunas, muy sutiles, pero reveladoras.

Gracias a mi buen amigo RS800CX voy notando algunas cosillas. No voy a perderme en datos RR, longitudes de zancada, ni nada por el estilo. Sólo mencionar algo tan básico como el pulso, que está haciendo un efecto "extraño" en los rodajes.

De siempre, aun manteniendo un ritmo constante, el ritmo cardíaco iba subiendo a medida que transcurría el entrenamiento. Supongo que efecto del calor corporal, y de que los músculos necesitan más combustible, y que le llegue más frecuentemente, debido al agotamiento. Ahora lo que sucede es que, a mitad de entreno, el ritmo cardíaco empieza a bajar, bajando un poquito la velocidad, pero ni mucho menos a la par que la disminución de los latidos.

Supongo que estoy dando con otro descubrimiento de la sopa de ajos, pero como nunca hice algo tan básico como la fase de base, me siento como Cristibal Colón avistando tierra.


Aquí un primer plano de mi fiel aliado, a quien ya dedicaré una merecida reseña.

En otro orden de cosas, he de alegrarme del efecto pasajero que han tenido las olimpiadas con respecto a la Marcha Atlética, por lo menos en el entorno de mis conocidos. Ya son varias personas las que me han comentado "el otro día me acordé de ti cuando vi la Marcha de las olimpiadas por la tele". Yo pienso en que si me viesen marchando al lado de esas locomotoras inhumanas, creerían que he abandonado la competición tras sufrir fracturas múltiples y que me dirijo al puesto de socorro, pero me alegro sinceramente de que hayan hecho un hueco en sus mentes para asociar el deporte que practico con tanta pasión a algo más que "algo raro que hace el Alberto". También intentan alentarme diciéndome "pues hay un Español que tiene 41 años y estaba allí". Me alegra que intenten motivarme con el gran Suso García Bragado a modo de motivación, pero dudo mucho que en el año que me falta para alcanzar su edad actual alcance su nivel.

Ojalá ese Espíritu Olímpico durase más que unas pocas semanas y la gente, no digo que se lanzase en masa a inundar la Cursa dels Bombers con decenas de miles de Marchadores, pero al menos a no vernos tanto como bichos que corren raro. Quien no parece empaparse de dicho espíritu es el ESTÚPIDO ciclista que veo semana tras semana por la carretera de Cerdanyola, dando vueltas y más vueltas al mismo tramo, con su equipación Assos valorada en millones de Euros, y que siempre suelta una estúpida sonrisa al verme. Guardo el, sin duda, nada olímpico anhelo de que un día, mientras se ríe de mi, se coma una de las rotondas y acabe con su maillot de la Federacion Suiza con unos cuantos agujeritos de ventilación extra.

Va por ti, "ciclista".

domingo, 12 de agosto de 2012

2 semanas de entreno

Este año es especial, por muchos motivos. Uno de ellos, y que me hizo comenzar 2 días antes mi particular temporada, los Juegos Olímpicos. ¡Si señor! Un servidor decidió que para qué empezar un lunes. El mismo día que dieron comienzo las pruebas de los juegos empezaron mis, más o menos, maltrechas zancadas. Es justo que hoy que acaba tan tremendo evento deportivo, cuente como está yendo todo.

No creo que nadie tenga interés especial en copiar mi plan de entrenamiento para dejar de contar como está siendo, y por el mismo motivo, no creo que haya nadie interesado en saber detalles para explicarlos extensamente. Básicamente diré que ahora mismo, y por primera vez desde que hago Marcha Atlética, he decidido tirarme 3 meses haciendo base y rodar, rodar y rodar.

Por primera vez en mucho tiempo, voy a olvidarme de ritmos y sólo centrarme en ir poco a poco y acumulando kilómetros en las piernas, dejando 1 par de días en los que, al acabar el entreno, hago unas rectas para recordarles a las fibras rápidas que no se duerman demasiado.

Estos entrenos largos (o lo largos que puedan ser a estas alturas de la temporada) son los que más me gustan. No son entrenos sino puro disfrute del deporte, en los que, durante un buen rato, me quedo sólo con mis pensamientos, susurrandome al oído por encima del sonido de mis, más o menos, maltrechas zancadas.

sábado, 4 de agosto de 2012

La Felicidad de la Marcha...y de el Oro Olímpico

Ya han pasado unas horas desde el final de la prueba de 20 kilómetros marcha masculinos.

No voy a hacer ninguna crítica ni crónica, ya que creo que la prueba ha tenido suficiente nivel y sorpresas para que se hable de ella en el futuro inmediato y no tan inmediato. El motivo de esta breve entrada es la felicidad desbordante que transmitía y contagiaba el joven Chan, que se pasó la última vuelta celebrando la victoria, con nada menos que un Valery Borchin a 30 metros aun faltando 2000 eternos metros para acabar! Que alguien lo celebrase así sólo puede tener 2 motivos: la insensatez (descartada por su regularidad durante la prueba), o el saber todo lo que te queda en el motor.

Yo quería que ganara Borchin, pero este jovencísimo Chino se ha convertido en mi nuevo heroe, y sobretodo tengo que agradecerle el haberme contagiado su inmensa alegría.




jueves, 2 de agosto de 2012

La Marcha Atlética aumenta significativamente el tiempo de reacción de los automovilistas

No. No veréis a Fernando Alonso ni a ninguno de sus rivales practicando Marcha Atlética con el fin de aumentar sus reflejos. Tampoco los Campeones del Mundo de Rally mueven sus caderas para arañar centésimas al crono en caminos que cambian tras cada paso de un coche. Ni tan sólo en las autoescuelas fomentan el realizar nuestro deporte para evitar sustos, golpes, partes amistosos, llamadas a erizos... y, todos ellos, ¡deberían hacerlo!

Tal y como sucedía con mis cavilaciones de la anterior entrada, desconozco la realización de estudio alguno, pero el que la Marcha Atlética aumenta en sobremanera el tiempo de reacción de los automovilistas es un hecho. Vamos a remitirnos a los diferentes sucesos que me hacen afirmar ésto con tal rotundidad.

Entendemos por tiempo de reacción la fracción temporal entre la recepción de un estímulo (visual, auditivo, olfativo...) y la reacción física final, una vez nuestro cerebro ha procesado ese estímulo y ha puesto a nuestro cuerpo en acción para adecuar en función a las circunstancias. No será la mismo ver como cae una piedra desde lo alto de un acantilado desde 1 kilómetro, donde nuestro cerebro tal vez provoque la reacción de abrir la boca, o que dicha piedra vaya a caer sobre nuestra cabeza, lo que insta a nuestra supuesta materia gris a intentar evitar el golpe, ya séa corriendo, tapándonos el craneo...

Bien, ya tenemos claro el concepto... Ahora adaptémoslo a la conducción, y no necesariamente a la deportiva. Las determinadas circunstancias del manejo cotidiano de un vehículo tienen diferentes tiempos de reacción: El llegar al coche y sacar las llaves para entrar, entre 2 y 5 segundos; el descubrimiento de un obstáculo en la carretera y el inicio del frenazo, entre 0.7 y 1.5 segundos; el visionado de un hueco para aparcar y el iniciar la maniobra (quepa o no el coche) entre 0.6 y 1 segundo (una de las reacciones más rápidas...); la visión de un paso de peatones, observar si viene alguno, y frenar, entre 2 segundos y 60 horas... y la detección de un marchador, el abrir la ventanilla, soltar una gracia, una carcajada, o cualquier otro tipo de improperio... ¡el tiempo de reacción es instantaneo!

Efectivamente. No he tenido que entrenar mucho esta temporada (2º entreno) para volver a maravillarme con las mejoras impensables de los reflejos de algunos especímenes humanos al volante al cruzarme con ellos. Y cuando digo maravillarme, lo digo de verdad. Cuando un conductor tiene esa habilidad innata, no importa lo denso del tráfico, la iluminación de la vía, el estado de sobriedad o embriaguez... En cuanto el meneo de caderas se refleje en su pupila, no sabrá ni porqué que estará asomando la cabeza por la ventanilla (en ocasiones, y también me remito a hechos verídicos, antes de que el elevalunas eléctrico haya podido ni funcionar, con el consiguiente cabezazo), abrirá la boca, y emitirá sonidos con más o menos sentido, nunca con el fin de alabar el estilo, poner en duda el doble apoyo, corregir la técnica...

No me digais que nunca os ha pasado. Estáis entrenando a las 5 de la mañana, escucháis a lo lejos un coche, pensáis "mira... ya hay quien también está despierto a esta hora", el coche gira la esquina, y, aun no habeis descubierto ni el modelo que un que no me entere yo que ese culito pasa hambre os estalla en los oídos.

¡Que agilidad mental! Ese hombre... ¡si! ¡ese! ¡Seguro que ve en el suelo un billete de 100 € y tarda más en identificarlo! y ni se lo ha pensado para soltarme un piropo! Por supuesto, el claxon es opcional, y los más avezados no dudan en utilizarlo.

Por desgracia he de deciros, que, en mi estudio, veo que sólo unos pocos elegidos conductores desarrollan esos reflejos arácnidos. ¿Serás tú uno de los afortunados?